Cataluña incorpora la reflexión académica a la gobernanza turística
Publicada 05/12/25
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Cataluña ha dado un paso significativo hacia la transformación de su modelo turístico con la creación de un grupo de seis expertos. Una iniciativa que responde “al interés de integrar la academia en la reflexión y análisis necesarios de la realidad turística actual y futura”, según explica Cristina Lagé Manich, directora general de Turismo de la Generalitat. Sostiene que esta integración “garantiza la necesaria transferencia de conocimiento de las aulas e institutos de investigación a los órganos de decisión política”.
Con la incorporación de la academia, el sector turístico catalán adopta la denominada “cuádruple hélice de una gobernanza adecuada a nuestros tiempos”, un concepto que, según Cristina Lagé, incluye también a la Administración, al sector empresarial y a la sociedad civil.
La Dirección General de Turismo ostenta la presidencia y la secretaría del grupo de expertos, que cuenta con un equipo de profesionales y apoyo tecnológico. Sus aportaciones se recogen y se sintetizan como conclusiones de los debates de cada sesión.
Un nuevo modelo de gobernanza
Gracias a esta iniciativa, se avanza “hacia un modelo de gobernanza turística más inclusivo y participativo”, como señala Anna Torres Delgado, doctora en Geografía y profesora en la Universidad de Barcelona.
"La escala local debe desempeñar un papel central, ya que es donde los impactos del turismo son más visibles y donde las políticas pueden aplicarse de manera directa y efectiva”, agrega. Se favorece la participación social y se pueden abordar “los efectos territoriales y socioculturales concretos y facilita la definición de regulaciones más precisas”.
La clave para una gobernanza efectiva es la consulta a todos los agentes, incluyendo la población residente. Para ello, es importante promover modelos de política participativa de tipo bottom-up, donde los objetivos se establezcan por consenso
El residente como eje central
En general, las nuevas estrategias de turismo ponen el foco en los ciudadanos locales, para lograr un mayor equilibrio entre las necesidades de los visitantes y las de los residentes.
Judith Gifreu i Font, doctora y profesora titular de Derecho Administrativo en la Universidad Autónoma de Barcelona, sostiene que “el residente solo se convierte en el eje central del turismo cuando participa en las decisiones y se beneficia de los resultados”.
Para lograr esa integración, es necesario “establecer mecanismos de participación ciudadana real en la planificación turística, tanto a escala local como regional, e incorporar instrumentos de transparencia y rendición de cuentas en la gestión de destinos”.
“Si el ciudadano percibe que el turismo mejora su barrio, no lo degrada, la percepción cambia radicalmente. El equilibrio vendrá cuando el turismo deje de ser visto como una carga y se entienda como una herramienta de mejora de la habitabilidad urbana y del entorno”, agrega
Además de la Administración, el sector empresarial y la sociedad civil, la gobernanza incluye también ahora a la academia. Fuente: ACT.
Para Salvador Antón Clavé, doctor en Geografía y catedrático en la Universidad Rovira i Virgili, situar al residente en el centro requerirá una “nueva gobernanza basada en la máxima colaboración entre agentes de ámbitos de actuación diversos”.
Cree que así se podrán abordar problemas asociados a la actividad turística, como los relacionados con la vivienda, el espacio público o la saturación de las infraestructuras, entre otros, “con base en políticas integradas y corresponsables con otros ámbitos sectoriales y teniendo en cuenta también los efectos de que estas otras dinámicas sectoriales complementarias tiene sobre los problemas detectados”.
Para conseguir que el residente sea el eje central del turismo “es necesario situar sus intereses y bienestar en el corazón de la gestión turística”, afirma Núria Galí Espelt, doctora y profesora en la Facultad de Turismo de la Universidad de Girona.
Más allá de una industria turística, el turismo debe entenderse también como “una realidad social que afecta a la vida cotidiana de los residentes. Escuchar sus percepciones, atender sus necesidades y garantizar su participación en la toma de decisiones es la clave para construir un modelo turístico más justo, equilibrado y sostenible”, añade.
La nueva realidad turística exige políticas que reduzcan los impactos negativos de esta actividad. Fuente: ACT.
Amelia Díaz Álvarez, doctora en Ciencias Económicas y Empresariales y profesora de la Universidad de Barcelona, propone incorporar al residente a la planificación y evaluación de las políticas turísticas “mediante mecanismos de participación estructurados y herramientas de diagnóstico que permitan analizar la capacidad de carga y las percepciones ciudadanas”.
Considera que “el modelo turístico debe orientarse a generar beneficios claros y equitativos para la comunidad residente, destinando los recursos derivados del turismo a la mejora de infraestructuras y servicios, al fortalecimiento del tejido económico local y a la preservación del patrimonio”.
Señala, además, que “la ordenación del uso turístico del territorio y la regulación del alojamiento han de operar como instrumentos para mitigar las externalidades negativas sobre la vivienda, la movilidad y la convivencia”.
Lograr un equilibrio entre residentes y visitantes
Conseguir aunar las necesidades de los turistas y habitantes de los destinos exige “una combinación de instrumentos normativos, urbanísticos y económicos”, asevera Judith Gifreu i Font.
Detalla que “la ley debe prever límites a la densidad de usos turísticos, especialmente en zonas residenciales tensionadas, y mecanismos de autonomía municipal para gestionar licencias, moratorias o cupos de alojamiento turístico”.
En el ámbito del territorio, defiende la necesidad de "redistribuir los flujos turísticos hacia áreas de interior o rurales, promoviendo un modelo más descentralizado y sostenible”. Mientras que en el plano social, es conveniente crear “fondos de compensación turística que reviertan parte de los ingresos en políticas de vivienda, limpieza, transporte o mejora del espacio público en los municipios receptores”.
“El equilibrio entre residentes y visitantes no es solo un problema de gestión turística, sino una cuestión de ordenación del territorio, de vivienda y de justicia social”
A juicio de Núria Galí Espelt, es importante “la escucha activa, el establecimiento de límites y capacidades de acogida, y desarrollar políticas que reduzcan los impactos negativos del turismo, como la presión del alojamiento o la congestión”, siempre "dentro de una estrategia de sostenibilidad, gobernanza cooperativa y convivencia, donde el turismo contribuya al bienestar colectivo y no lo comprometa”, agrega.