Las redes sociales, un campo abonado para las ciberestafas

Se acerca el verano y, con ello, el tiempo libre, y, cómo no, se incrementa el tiempo que dedicamos a las redes sociales. A pesar de que de forma continua se nos informa por parte de la Policía y Guardia Civil que debemos ir con cuidado con las redes sociales, siempre están en el orden del día las ciberestafas.

Es muy complicado estar 100% seguro de que no serás víctima de una ciberestafa, pero sí que podemos tomar precauciones (no facilitar datos bancarios, identificar los remitentes de las comunicaciones con nosotros, etc.)

En caso contrario, podemos encontrarnos con situaciones como la del “estafador del amor”.

Hace menos de un mes el Juzgado de lo Penal nº3 de A Coruña dictó una sentencia en relación con un supuesto delito de estafa, desprendiéndose de la misma los siguientes hechos.

Juan, presunto estafador, contactó con Mara por una red social y tras lograr un primer contacto a través de la red, empezaron a enviarse mensajes por aplicaciones de mensajería instantánea.

En su primer contacto, Juan se presentó como Pedro, administrador de una empresa que se dedicaba a la compraventa de jamones ibéricos. Poco a poco la relación se volvió de cada vez más íntima, tanto que, según declaró Juan en sede judicial había “feeling” y química entre ambos. Tal era la intensidad de la relación que “Pedro” le llegó a pedir 1.500.-€ para pagar un lote de jamones a un proveedor. A pesar de mostrarse reticente a prestarle el dinero, Mara realizó dos transferencias hasta alcanzar el importe de 1.500.-€.

Si alguno de los lectores ha llegado hasta aquí, me parece que ya conoce cuál es el desenlace de la historia: una vez recibido el pago nada más se supo del “Pedro”.

Una vez denunciados los hechos por Mara se consiguió localizar y detener a “Pedro”, quién acabó acusado y condenado por un delito de estafa a 26 meses de prisión.

La cuestión es: ¿se podría haber evitado el delito si se hubieran tomado todas las precauciones necesarias? Todo depende de nosotros.

PD: Todos los nombres usados en la redacción del presente post son ficticios.

Antoni Mut

Abogado de MONLEX

amut@monlexabogados.es