Retos y amenazas al turismo español 2025: ¿Es sostenible la sostenibilidad? (III)
14 julio, 2025 (04:37:58)Como en los artículos anteriores de esta serie, el de hoy parte de una de las muchas reuniones en las que el sector turístico español reflexiona sobre sí mismo, sus grandes efectos positivos sobre la sociedad y la economía nacional y, también, sobre sus impactos negativos. Impactos negativos que aunque son infinitamente menores que sus efectos positivos, amenazan con alcanzar una resonancia significativa en la opinión pública, alimentada por los que se dicen enemigos del turismo pero que no renuncian a ser turistas, con frecuencia en los lugares más exóticos y lejanos.
En esta ocasión se trató de la última de las reuniones convocadas por la Comisión de Turismo de la CEOE, que, significativamente, se celebró en la sede de la Secretaría de Estado de Turismo. Su título es por sí mismo esclarecedor de su objetivo y de las preocupaciones de sus organizadores y de sus participantes : “Sostenibilidad 360”. Entre sus participantes hay que mencionar, sin ánimo exhaustivo, a TURESPAÑA, el ITH, la FEMP y alcaldes de destinos de sol y playa como Benidorm y Salou, subsectores como CEAV, HOSBEC, FENEVAL, y empresas especializadas como ECOVIDRIO y ECODES.
En esta reunión, la representante del sector de agencias de viaje hizo una afirmación tan provocadora que merece la más atenta consideración y cuyas implicaciones ponen en cuestión la posición no ya sólo de los que defienden la actividad turística sino de los negacionistas del turismo. La afirmación fue la siguiente: “El viaje no es sostenible”. Llevando este planteamiento conceptual al límite habría que concluir que la vida como tal no es sostenible ya que el mero hecho de vivir supone una presión sobre la naturaleza, al generar contaminación por emisión de gases efecto invernadero y producción de residuos. Y ello es aplicable a toda persona, tanto si viaja como si permanece en su lugar habitual. Aún decidiendo permanecer en casa y con la actividad aparentemente inocua de navegar por Internet estamos contribuyendo a la contaminación. Baste pensar que Internet es equivalente al sexto país más contaminante del planeta Tierra.
La sostenibilidad es un asunto que preocupa, y mucho, al turismo español y negarlo no es más que un argumento tendencioso de quien denigra una actividad en la que España es líder mundial, y es esencial para la economía nacional y el bienestar de la sociedad española, y sólo sabe poner deliberadamente el acento en los efectos negativos, derivados de una deficiente gestión de los flujos turísticos. Las Administraciones públicas, los organizaciones empresariales y las propias empresas del sector turístico son conscientes de que el futuro de la actividad turística pasa por la sostenibilidad en sus tres áreas: la medioambiental, la social y la económica. El objetivo es lograr alcanzar y mantener el equilibrio entre las exigencias de los tres ámbitos.
Hubo un momento en que el a acento se puso en la sostenibilidad medioambiental. Hoy la atención está centrada en la sostenibilidad social, en la que los factores protagonistas son los trabajadores del sector y la población local, de modo que unos y otra participen de los beneficios derivados de la actividad turística. Respecto a los primeros hay que insistir, una y otra vez, que el turismo proporciona más de 3,2 millones de puestos de trabajo, y en cuanto a su consideración, con frecuencia calificada de empleo circunstancial y mal remunerado, baste indicar que los esfuerzos para superar la estacionalidad y la negociación de los convenios, como los que se acaban de firmar en Baleares y Canarias en la hotelería y restauración con incrementos de hasta el13,5%,, suponen un notable avance en la estabilidad y en el nivel de remuneración de los trabajadores del sector turístico. En cuanto al equilibrio entre los visitantes y la población de acogida se están poniendo en marcha numerosas medidas, unas acertadas y otras claramente inútiles e incluso contraproducentes. La campaña de comunicación de TURESPAÑA, “Think again”, cuyos objetivos son la desconcentración geográfica, la desestacionalización y la diversificación de los productos turísticos es un paso valiente adelante en la estrategia que la política turística lleva años persiguiendo. Por contra, las mal llamada “tasas turísticas”, los cupos, e incluso las prohibiciones, han demostrado su ineficacia, la deficiente gestión y su empleo que no tiene nada que ver con los motivos que aparentemente justificaron su creación. A pesar de su fracaso (Ámsterdam, Venecia) han sido copiados en destinos españoles (Barcelona, Baleares).
Cuando se aboga por la sostenibilidad económica, a menudo se califica el intento como mera preocupación por los beneficios económicos empresariales, cuando la realidad es que la rentabilidad de la actividad turística es la condición sine qua non para aplicar la innovaciones tecnológicas que permitan avanzar en la sostenibilidad medioambiental (gestión óptima de la energía, del agua, de los residuos), así como en la sostenibilidad social (calidad del producto turístico, elección de los segmentos de la demanda, remuneración de los trabajadores, y la gestión de los flujos turísticos mediante la información de la conducta y aspiraciones de los visitantes).
No queramos resolver, estableciendo limitaciones a la actividad turística, problemas tan generales como la falta de vivienda (piénsese que la llegada de millones de emigrantes que se han incorporado a la economía española ha disparado la demanda), la radical insuficiencia de las inversiones en infraestructuras y servicios públicos (en especial en el transporte), cuyo desarrollo está precisamente basado en la demanda turística, sin la cual la población local no sería suficiente para financiarla.
En definitiva, convengamos que los seres humanos somos contaminantes por el mero hecho de existir y que la mejor manera de hacer más sostenible nuestra existencia y la del planeta es mediante la toma de conciencia que guie nuestra conducta personal y profesional y favoreciendo la innovación tecnológica que haga posible potenciar nuestra contribución a la sostenibilidad de la actividad turística.
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