Día Mundial del Turismo 2025: a ver si nos aclaramos
19 septiembre, 2025 (12:33:54)La industria turística española, en general, vive un momento agridulce: por un lado, todo son records cuantitativos, interpretados como éxitos que, superado el paréntesis de la pandemia, se superan cada año (número de turistas internacionales, tasas de ocupación, volúmenes de gasto, impacto sobre el PIB y el empleo…); pero por otro, se le acumulan problemas derivados de una contestación social y mediática que no puede ignorarse, reflejo de fenómenos tan repetidos que hacen innecesaria su reiteración aquí. Paradojas que han de ser abordadas para definir el futuro hacia donde queremos ir (https://www.hosteltur.com/comunidad/006125_que-el-bosque-no-nos-impida-ver-los-arboles.html). Ahí van algunas de ellas, que marcarán su transformación.
1.-La gobernanza como piedra angular.
En una reciente entrevista al secretario general de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos, Ramón Estalella, con motivo del XX Congreso de esta organización, el titular era (ver: https://www.hosteltur.com/171748_estalella-los-residentes-son-los-que-deben-decidir-el-futuro-del-destino.html): “Los residentes son los que deben decidir el futuro del destino”. Y algunas otras citas: “Los residentes tienen que entrar a decidir cómo quieren el presente y el futuro del destino; si están felices, también los turistas”. Los residentes “tienen que entrar en la ecuación porque antes no se contaba con ellos para definir la política turística del destino. Nos hemos olvidado de ellos y son una pieza absolutamente esencial”.
Son frases muy llamativas viniendo de un representante empresarial, que, si se convierten en un modo de gobernanza acorde con las mismas, supondrían un cambio de paradigma: las decisiones en materia de turismo dejarían de ser cosa de dos (representantes políticos y empresariales; los llamados partenariados público-privados) para dar paso a modelos más inclusivos que den cabida, singularmente, a quienes residen en las comunidades locales (enfoque público-privado-comunitario).
Los nuevos tiempos que vive el sector requieren de una nueva gobernanza integradora. Es un cambio muy importante, porque lo que se escuchaba de los representantes empresariales hasta hace poco no era eso (me temo que tendrá que hacer bastante pedagogía dentro de su propia organización). Han tenido que suceder las protestas y movilizaciones bien conocidas, por una serie de problemas a los que se les ha puesto la lupa, para que esta opinión empiece a cambiar. Este es, pues, el primer aspecto a aclarar: el cambio en el modelo de gobernanza turística y su traducción en mecanismos concretos de toma de decisiones, sabiendo que cada realidad es singular y no puede desacoplarse de su entorno específico.
2.-¿Existe sobreturismo o no? Hay quienes lo viven y lo perciben como tal: que se lo digan a la mayoría de los residentes en las Islas Baleares, según los contundentes resultados de la Encuesta de Percepción de los Residentes sobre el Turismo 2024, realizada por la Agencia de Estrategia Turística de dicha Comunidad (https://www.tourinews.es/destinos-turismo/baleares-residentes-reclaman-limites-turismo-considera-colapsa-encarece_4488613_102.html). Pero hay quienes propugnan que el “overtourism” no existe; que el problema radica en la concentración del turismo en determinados lugares y épocas del año y, por tanto, es una "enfermedad" reversible porque se deriva de la mala (o nula) gestión (frecuentemente amateur) de los flujos turísticos, que pueden desviarse o repartirse mejor territorial y temporalmente. Sobre esta base, y con la aplicación de las nuevas tecnologías, los 100 millones de turistas internacionales (más los nacionales, que parecen olvidarse) son “digeribles” (incluso más).
Son las dos caras de una misma moneda, pero lo que debiéramos aclarar es, por un lado, si los destinos que ya reciben turismo desean seguir recibiéndolo durante más tiempo, sometidos más prolongadamente a su presión desde una perspectiva coste-beneficio; y, por otro lado, si aquellos que no están habituados a un turismo cuantitativamente significativo están preparados para ello (infraestructuras de todo tipo, profesionales cualificados, …, planificación, en suma) y lo quieren. El ámbito rural es un claro exponente. ¿Alguien les preguntó? El turismo no se impone: se desea y se busca, con tipologías y límites.
El turista es quien decide adónde va, aunque el marketing turístico ejerza su influencia, como la nueva campaña de Turespaña: “Think You Know Spain? Think Again". El intento de desconcentrar y desestacionalizar, alentando un modelo “slow”, es plausible, pero es imprescindible contar con el beneplácito de las comunidades de acogida: de lo contrario, el “remedio” puede ser contraproducente.
3.-Transformación sostenible, dice el lema de este año, pintado de verde, por supuesto. La realidad, no obstante, es la siguiente, dibujada sólo con dos (pero muy gruesos) botones de muestra:
*Según el “Informe Medioambiental sobre la Aviación Europea 2025”, elaborado por EASA (European Union Aviation Safety Agency): “En 2023, la aviación representó aproximadamente el 2,5% de las emisiones mundiales de CO2. Las emisiones absolutas han aumentado de forma significativa. El 47% de las emisiones totales de CO2 de la aviación entre 1940 y 2019 se produjeron a partir del año 2000”. O sea que, aunque los motores de las aeronaves sean cada vez más eficientes, se esté impulsando gradualmente el uso de combustibles sostenibles de aviación (SAF) y nuevas tecnologías para reducir su impacto climático (vía emisiones de CO2 y otras, como los aerosoles), la proyección es que éste siga aumentando. El crecimiento, que parece imparable, del número de pasajeros y de los vuelos internacionales es la causa de este aumento global. En 2024, el tráfico aéreo ya superó los niveles prepandemia, y se espera que en 2025 se alcancen cifras de casi 40 millones de vuelos anuales a nivel mundial, con un aumento del 10,4% respecto a 2023, según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA). Esto significa más de 100.000 vuelos comerciales diarios en el mundo, con una flota de aviones en aumento.
España, obviamente, no es ajena a esta tendencia global. En 2024, los datos de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) y ENAIRE indican que se alcanzaron cifras récord de movimientos de aeronaves y pasajeros (más detalles en: https://www.dataestur.es/blog/2024-cifras-record-del-transporte-aereo-en-espana/), con proyectos para la ampliación de instalaciones aeroportuarias e incluso para la puesta en servicio de algún aeropuerto más.
*En cuanto a los cruceros, aunque también se estén tomando progresivamente algunas medidas (buques de nueva construcción más eficientes, transición del gasóleo hacia otros combustibles, electrificación de puertos), su huella de carbono también ha aumentado. Los cruceros emiten significativamente más CO2 por persona que otras formas de transporte, como aviones y coches (ver: https://greenly.earth/en-gb/blog/industries/what-is-the-environmental-impact-of-a-cruise-ship), siendo una forma de turismo de masas en auge. No parece, pues, que sus pasajeros destaquen por su conciencia ambiental.
Esta es otra de las paradojas: mucho hablar de preocupación ambiental, pero a la hora de viajar sigue siendo, en general, un factor muy secundario. Como dice nuestro sabio refranero, del dicho al hecho hay un gran trecho. La realidad contradice las palabras. Un ejemplo: las estadísticas al alza del número de cruceros y cruceristas sacan de cualquier duda que pudiera existir acerca de hasta dónde ha calado, más allá de la epidermis, el discurso de la sostenibilidad. Lo eco sigue siendo un nicho, pequeño por definición, demasiado pequeño aún a estas alturas, en una industria (y sociedad) caracterizada por el hedonismo y en la que el “greenwashing” sigue estando presente y tolerado.
4.-El círculo vicioso del crecimiento y la sobredependencia del turismo.
Yendo al grano, el círculo vicioso sería el siguiente: el aumento de la demanda estimula la inversión y el aumento de la oferta. Esta mayor oferta presiona a los gestores del destino para poner en marcha nuevas acciones que atraigan más turistas (más promoción, más conexiones aéreas, más eventos, etc.); en la medida en que esas acciones consigan su objetivo de consolidar una demanda mayor, la oferta volverá a crecer, y así hasta que la burbuja estalle. En estos momentos la máquina del crecimiento no tiene pinta de parar. Así, según ha dado a conocer un estudio de la consultora EY, hasta 2028 se espera la construcción de 775 nuevos hoteles en España, con una capacidad para 51.995 habitaciones adicionales por aperturas o rehabilitaciones, de las cuales los establecimientos de cuatro y cinco estrellas suman el 67% de esas plazas. La inversión se estima en 7.800 millones de euros, entre aperturas y remodelaciones, con Andalucía al frente (ver: https://forbes.es/forbestravel/780561/espana-preve-775-nuevas-aperturas-hoteleras-hasta-2028-con-una-inversion-de-7-800-millones/).
Aclarémonos: ¿se ha alcanzado el umbral de la sobredependencia económica del turismo? La sobredependencia, de lo que sea, no es positiva: nos hace más vulnerables. Una base económica diversificada es más resiliente y, por tanto, sana. Esto es lo verdaderamente relevante, dicho sea, en este caso, sin menoscabo del sector turístico, un pilar imprescindible de nuestra economía.
5.-Y para terminar, el turismo “de calidad” y la educación para el turismo. También deberíamos aclararnos en ambos aspectos, básicos para generar turismofilia y construir destinos armoniosos (https://www.hosteltur.com/comunidad/005862_generando-turismofilia-el-destino-turistico-armonioso-dta.html).
¿Qué es turismo de calidad? Como antes se refería, y visto desde la perspectiva de la oferta, ¿más (macro) hoteles de 4 y 5 estrellas, sin más? En muchas ocasiones es una expresión que se utiliza eufemísticamente para referirse al turista de alto nivel de renta y alta capacidad de gasto, pasando al lado de la demanda. ¿No es ésta una visión muy reduccionista? El poder adquisitivo no es sinónimo de comportamientos respetuosos, de saber apreciar justamente lo que el destino le ofrece, de interés por la cultura, la idiosincrasia y los recursos locales…no es sinónimo de educación para el turismo como generador de valor añadido para las comunidades receptoras y, por ello, origen de una mayor equidad.
Con carácter general, cuando el sistema educativo falla, no cabe esperar que el perfil resultante del turista (aunque no tenga apreturas económicas) se caracterice por su excelencia en cuanto a comportamientos cívicos y responsables. En lo particular, apenas se habla de la educación para el turismo, a pesar de ser fundamental para evitar fricciones con, principalmente, las comunidades locales. El carácter hedonista que se atribuye a esta actividad lleva a excesos de todo tipo, como si el ejercer de turista atribuyera alguna patente de corso para hacer lo que venga en gana. Bien planificado, el turismo puede dar cabida, ordenadamente, a todos, salvo a quienes no asumen que esa patente de corso no existe.
Si se trata de generar un mayor valor añadido, el turismo va más allá de lo que solemos ver o tener en mente. Podríamos llegar mucho más lejos si además de ser líderes en atraer turistas, lo fuéramos en formación de profesionales del sector, en I+D+I de soluciones tecnológicas (y no sólo) aplicadas a empresas y destinos turísticos, en generación de conocimiento científico al servicio del sector, en la aplicación de los principios de la economía circular (turismo circular), etc. Todo esto sigue pendiente, y las posibilidades de desarrollo son enormes. ¿Deberíamos tener estas ideas más claras, no cree?
En fin, sin ánimo de ser exhaustivo, estas son algunas de las encrucijadas en las que se encuentra el sector, y que planteo este año con motivo del Día Mundial del Turismo, que se celebra cada 27 de Septiembre. Ojalá sea una fecha que sirva para algo más que para actividades protocolarias y lúdicas. Y que en cada destino no solo fuera una excusa más para entretener a la gente, sino para escuchar otras voces y plantear nuevas conversaciones que inyecten aire fresco para innovar y afrontar los problemas que pudieran existir, a partir de los más básicos.

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