Carlyle dejó de invertir cuando el grupo más lo necesitaba

El capital de riesgo deja morir a Orizonia

Publicada 23/02/13
El capital de riesgo deja morir a Orizonia

“Entre todos la mataron y ella sola se murió” decía una de las pancartas que enarbolaban estos días los empleados de Orizonia, que ven como desaparecen sus puestos de trabajo. Y es que por los mentideros del sector corren variadas corrientes de opinión que culpan a unos u otros de la inminente desaparición del grupo turístico.

Unos culpan a Competencia, otros a Globalia o al equipo gestor de Orizonia, incluso hay quien se acuerda de Barceló. Pero pocos advierten que el responsable último del grupo turístico es su dueño: los fondos de inversión, con Carlyle a la cabeza como accionista mayoritario.  

Globalia

Hay quien le echa la culpa a Globalia por no haber inyectado la segunda aportación prevista al conocer la decisión de la Comisión Nacional de la Competencia (CNC). El grupo de Juan José Hidalgo ya había aportado 15 millones de euros al formalizar el acuerdo con Orizonia. A cambio se cubrió ante posibles imprevistos derivados de la decisión de la CNC con la garantía de la cadena hotelera Luabay. Todos daban por hecho que la CNC diría que sí, imponiendo algunas condiciones de adelgazamiento al megagrupo resultante, pero que lo aprobaría dada las graves consecuencias de una negativa tanto para empleados como para proveedores acreedores.

En cualquier caso y aunque no lo haya buscado, Globalia ha salido ganando. Se ha quedado una cadena hotelera a precio de saldo y ha salido del mercado su máximo competidor.

Comisión Nacional de la Competencia

Pero el imprevisto se produjo, y por eso hay quienes apuntan a un segundo culpable y dicen que ha sido la falta de sensibilidad de la CNC, al pasar a ‘segunda fase’ el expediente de la operación Globalia-Orizonia, y alargar dos meses su dictamen final, algo que no ha aceptado Globalia.

Los grupos llegaron a acudir al ministro de Industria y Turismo, José Manuel Soria, para que influyera en Competencia, pero los funcionarios de la CNC, aunque pertenecientes a una entidad pública, hicieron valer su condición de independientes. Lo que no midieron son los efectos de sus decisiones, o más bien la lentitud de sus procesos, cuya dilación ha dado al traste con la operación.   

Equipo gestor

Otros consideran que todo es fruto de la mala gestión de los directivos del grupo, que han abusado de una política comercial basada en laguerra de precios y en primar el volumen sobre la rentabilidad para ampliar cuota de mercado. Una estrategia que, por otro lado, no han sido ni son los únicos que la aplican.

El capital de riesgo deja morir a Orizonia

 

Barceló

Incluso hay quien señala a Barceló, que tras estar a punto de quedarse con Orizonia antes de Globalia, ahora se quedará con parte de Orbesty de Vibo en unas condiciones mucho más ventajosas, y aprovechando la gran ‘fluidez’ y empatía que hay entre buena parte de los ejecutivos de ambos grupos.

Capital riesgo: Carlyle, Vista Capital, ICG

Todos tienen parte de razón, pero pocos se han acordado de los responsables últimos y determinantes de la muerte de Orizonia: Sus dueños, los fondos de inversión, también llamados significativamente firmas de capital riesgo, con Carlyle a la cabeza, y acompañado por Vista Capital (del Banco Santander) e ICG. Los fondos propietarios dejaron de invertir en el grupo cuando más lo necesitaba.

Estos fondos compraron a Iberostar su división emisora en 2006 por cerca de 900 millones de euros, pero la inversión no fue exactamente tal, dado que tres cuartas partes estaban apalancadas en bancos (uso de deuda para financiar).

Desde entonces, los fondos invirtieron en los primeros años para hacer crecer el grupo, darle valor, con el objetivo último inherente al capital riesgo, de de salir de la propiedad habiendo rentabilizado la compra durante ese tiempo.

Pero no sólo invirtieron, también obtuvieron ingresos con la venta de algunos activos. La última, el 50% de la online Rumbo por 35 millones de euros.

Pero según han comentado altos ejecutivos de OrizoniaCarlyle dejó de aportar fondos cuando más lo necesitaba el grupo, en plena crisis del consumo y caída de las ventas. Hacía más de un año y medio que no ponían un euro. Con esta estrategia, el grupo se ha ido estrangulando poco a poco, hasta llegar a una situación insostenible, que sólo la podía salvar un inversor externo…. o Carlyle y los otros fondos.     

Para los afectados por el cierre, resulta especialmente sangrante que un grupo de inversión como Carlyle (que obtuvo unos beneficios de más de 1.300 millones de dólares en 2011 y gestiona inversiones por valor de unos 147.000 millones de dólares), no haya sido capaz de aportar 10 o 20 millones para aguantar viva a Orizonia dos meses, hasta que la CNC diera su veredicto definitivo, que podría haber hecho posible la operación con Globalia, con las condiciones que hubieran puesto. Su muerte deja en el paro a 3.500 trabajadores y una deuda de cerca de 200 millones de euros a los proveedores, con los hoteleros a la cabeza.

Cabe preguntarse, si algunos afectados por el cierre deciden emprender acciones judiciales, hasta qué punto es responsable legal Carlyle (como accionista mayoritario que se ha encargado de llevar las negociaciones de venta de Orizonia los últimos meses). Si eso ocurre, lo veremos dentro de dos o tres años, un tiempo tal vez excesivo, pero habitual en los procesos judiciales, como hemos visto en el caso de Marsans.

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