Rentabilidad: la imprescindible evolución del modelo
Mantener el negocio saneado plantea nuevos desafíos en la tercera década del siglo XXI.
Las exigencias de sostenibilidad, la feroz competencia de una oferta alojativa nacida en medio de la alegalidad, la renovación en los destinos más maduros o el relevo generacional en un sector muy fragmentado, requieren una fuerte determinación por parte de empresas y profesionales para alcanzar soluciones, aunque no sean fáciles
Caminar hacia un modelo de hotel que, sin renunciar a la rentabilidad, esté comprometido con el entorno y la sociedad no solo es un objetivo deseable, sino que resulta perfectamente posible. Así lo demuestra el caso de éxito de Ilunion Hotels, con planteamiento aparentemente contrario al general. “Nuestro objetivo no es la rentabilidad, sino que es la consecuencia de un trabajo muy bien hecho, muy comprometido con la sostenibilidad y la innovación, impregnándolo desde la base”, subrayó José Ángel Preciados, CEO de la cadena, en el III Ágora de Turismo Sostenible, organizado el pasado octubre por Green & Human y Hosteltur. Un modelo que puede competir con los mejores, por lo que ahora su propósito es compartirlo e inspirar a otras organizaciones.
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Más complejo aún parece encajar la competencia de las viviendas turísticas. Aunque los ingresos de los hoteles suponen más de tres cuartas partes del pastel del alojamiento global, a las viviendas les fue especialmente bien tras la pandemia, con una subida de reservas del 32% en 2023 respecto a 2019, según cifras recopiladas por Statista procedentes de informes de McKinsey & Company y Oxford Economics. Sin embargo, los hoteles aún estaban por debajo un 6%.
Pero todo parece indicar que habrá negocio para todos. La proyección de estas consultoras es de 1,66 billones de dólares de reservas mundiales en 2027, con un incremento del 56% para los hoteles entre 2023 y 2027, frente al 48% en el caso de las viviendas turísticas. ¿En qué consiste entonces la amenaza? De nuevo, en la rentabilidad de un sector hotelero, mucho más fiscalizado y controlado desde todos los puntos de vista, de la calidad de los servicios, del bienestar de los trabajadores, de las exigencias de sostenibilidad medioambiental, económica y social.
Fuente: AdobeStock.
Más allá del permanente contacto con las autoridades para lograr la equiparación de obligaciones e impulsar la erradicación de la oferta ilegal, los hoteles tratan de luchar con sus propias armas, trabajando en nuevos productos que añadan un plus a sus clientes, en especial facilitando el disfrute de experiencias locales y atrayendo a la vez a los residentes con el atractivo de su oferta gastronómica, la tematización y la cultura.
También con la apuesta por nuevos modelos, como las branded residences o los alojamientos híbridos, que acaparan cada vez más la atención de los fondos de inversión. El interés de estos por el sector hotelero continúa y el entorno está evolucionando hacia un capital presente más a largo plazo y más variado. Según apuntaba en el evento Hospitality Real Estate Forum Montse Rius, directora de Finanzas, Inteligencia, Corporativo y ESG de HIP, “los buenos resultados del sector están atrayendo también a entidades financiadoras, no sólo españolas y no sólo bancos, sino extranjeros y de otro tipo, que están reforzando el mercado inversor, consolidándolo año a año”.
En paralelo, las iniciativas para acabar con la obsolescencia en zonas turísticas maduras, elevando así el nivel de la oferta, avanzan con ejemplos como el de Baleares, donde impulsan la reconversión de hoteles obsoletos en las viviendas asequibles que tanta falta hacen y esponjamientos a nivel local como el caso de Calviá, con la compra de hoteles para derrumbarlos y crear zonas verdes, o de Manacor, ocupando su lugar con zonas lúdicas o deportivas.
Otro proyecto con futuro se encuentra en Tenerife, Compromiso Puerto de la Cruz, y ha dado un paso crucial al abrir a visitas de residentes y empresas en 2024 las obras del Silken Saaj Maar o el Gran Hotel Taoro, entre otros, para contribuir a la aceptación social del sector.
El Hotel Teix de Magaluf será demolido para esponjar la zona de Magaluf. Fuente: Ayuntamiento de Calviá.
En este capítulo se escucha la crítica repetida por la oportunidad desperdiciada con los fondos NextGen. En 2021, la consultora Deloitte remarcaba la necesidad de invertir en reformas para el sector y apuntaba que para renovar y reposicionar la planta hotelera se necesitarían 8.200 millones de euros hasta el 2025 y el impacto en la actividad económica podría ser de 14.900 millones, además de contribuir a la creación de 345.000 empleos en el periodo 2021-2026.
Aunque aún no está el plazo cerrado para hacer balance, parece poco probable que se cumpla, a tenor de la valoración realizada por Gabriel Escarrer, CEO de Meliá Hotels International y presidente de Exceltur, quién aseguró al comienzo de 2024 que “la gran mayoría de esas inversiones financiadas con fondos europeos -que están siendo ejecutadas por Comunidades Autónomas y Ayuntamientos- “poco tienen de transformador y estratégico”. Y lamentó que esa inversión millonaria no se haya dirigido, en cambio, al reposicionamiento de destinos maduros, a través de un PERTE. “Echo de menos que después de la Covid los fondos Next Generation no hayan sido para transformar destinos maduros y asegurar así su competitividad de cara a los próximos 20 años”, concluyó.
Exceso de impuestos y normativas
Una de las grandes quejas del empresario hotelero es el exceso de impuestos, porque el sector está sometido a una elevada presión tributaria: estatal, autonómica y local; pero además debe adaptarse a múltiples normativas que impactan en la operativa y en los resultados.
Tras un incremento impositivo superior al 50% del IBI a los establecimientos hoteleros de Marbella para 2025, José Luque, presidente de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos), ha comentado que los hoteles “ya afrontamos el pago del Impuesto de Bienes Inmuebles; del Impuesto sobre Actividades Económicas; del Impuesto sobre el Valor Añadido; de impuestos al combustible, energía y gas; tasa de recogida de basuras; reserva de espacio para carga y descarga; ocupación de vía pública, etc., por lo que un incremento generalizado de los mismos o la creación de otros nuevos, como la tasa turística, que es en realidad un impuesto, supone un importante quebranto económico para el sector, que a la larga puede traducirse en una pérdida de competitividad e incluso al cierre de establecimientos”. El Gremio de Hoteles de Barcelona también “denuncia y reitera la asfixia fiscal continua a que está sometido por parte de las diferentes administraciones”.
Sumada a esta carga está la competencia desleal, porque desde hace años los empresarios reclaman que se nivele el terreno de juego entre todos los subsectores y que los alquileres turísticos sean sometidos a las mismas medidas fiscales, laborales y normativas que hoy en día tienen que “soportar” los alojamientos para ejercer su actividad
Primer discurso de Javier Vich como presidente de FEHM. Fuente: FEHM.
Javier Vich, nuevo presidente de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM), al tomar posesión de su cargo remarcó que uno de los retos del sector es el “creciente intervencionismo regulatorio”. “La inflación y la crisis de costes impactan en la eficiencia y en los márgenes empresariales, así como las consecuencias de la hiperregulación y las excesivas cargas administrativas que nos alejan del core de nuestra actividad”. El nuevo registro de viajeros, vigente desde el pasado 2 de diciembre, es un ejemplo de cómo se puede complicar la operativa diaria de los hoteles, y los riesgos que trae su aplicación, cuando la voz del sector no es tenida en cuenta. Según denuncia CEHAT, este nuevo reglamento “vulnera varias directivas europeas relacionadas con la protección de datos y los sistemas de pago”, lo que puede acarrear multas “muy superiores a las propias sanciones por no cumplir el Real Decreto del Ministerio del Interior, exponiéndose a multas de hasta 30.000 euros si no logran adaptarse a tiempo”.
Parte de la solución a estos problemas pasa por la unión para defender los intereses, visibilizar los problemas de los empresarios, dialogar con el sector público y llegar a acuerdos en materia legislativa y en acciones para mejorar la competitividad
Como ha comentado Javier Vich “ante el creciente intervencionismo regulatorio, es crucial que actuemos con voz firme, representativa y capaz de influir, con argumentos sólidos y datos, en la formulación de políticas públicas que impacten positivamente en nuestra industria”.
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