5 diciembre, 2025 (07:11:30) Por Ignacio Vasallo Tome, en Innovación
Porque nuestro país es el preferido
España, destino favorito de los nómadas digitales
España se ha convertido en uno de los destinos favoritos de los nómadas digitales. En pocos años ha pasado de ser un país con escasa regulación en este ámbito a situarse entre las mejores opciones del mundo para quienes trabajan en remoto. Las razones son varias: la aprobación del visado para teletrabajadores extranjeros, la calidad de vida, la infraestructura tecnológica y el atractivo de su entorno cultural y climático.
La pieza clave de este cambio fue la llamada Ley de Startups, en vigor desde el 1 de enero de 2023. Esta norma introdujo el visado específico para nómadas digitales, tanto autónomos como empleados de empresas extranjeras. Gracias a él, los trabajadores remotos pueden residir legalmente en España mientras desarrollan su actividad profesional para compañías ubicadas fuera del país.
El resultado ha sido un crecimiento notable. En solo un año, el número de autorizaciones de residencia para nómadas digitales se ha triplicado, hasta unas 27.875 a finales de 2024. Tienen que demostrar que el trabajo se realiza en remoto, contar con ingresos suficientes, disponer de un seguro médico y cumplir las condiciones de residencia fiscal.
Más allá de la ley, España ofrece un conjunto de factores que la hacen atractiva. El clima es uno de los principales. La mayor parte del país disfruta de muchas horas de sol al año, lo que combina bien con una jornada flexible. A esto se suma una buena oferta cultural, gastronómica y natural, que permite a los nómadas digitales mantener un equilibrio entre trabajo y calidad de vida.
Otro punto a favor es el coste de vida. Aunque los alquileres han subido, especialmente en las grandes ciudades, los precios siguen siendo más bajos que en muchas capitales europeas. Además, fuera de los centros urbanos o de las zonas turísticas más demandadas, es posible encontrar alojamiento asequible. La oferta de coworkings ha crecido en todas las regiones, y la conectividad es buena: España cuenta con una red de fibra óptica extensa, amplia cobertura 4G y 5G, y numerosos espacios públicos con Wi-Fi gratuito.
La inversión en conectividad digital ha sido decisiva. Las grandes ciudades —Madrid, Barcelona, Valencia, Málaga o Bilbao— disponen de buena infraestructura técnica y servicios pensados para trabajadores remotos: alojamiento adaptado, cafés y espacios de trabajo compartidos. Málaga es un ejemplo de este proceso. La ciudad ha sido elegida la más atractiva de Europa para ejecutivos nómadas y la tercera del mundo, según el índice Executive Nomad de la consultora Savills. En esa clasificación se valoran factores como la conexión digital, los vuelos internacionales, la calidad de los servicios y la oferta educativa.
Un informe reciente que analiza los países con programas activos de visados para nómadas digitales sitúa a España en el primer puesto entre 65 países. Destaca tanto la facilidad de los trámites como los beneficios del visado, la calidad de vida y el uso de la tecnología como ventaja competitiva. Los datos del Observatorio Permanente de Inmigración confirman este liderazgo: cada vez más familias acompañan al trabajador remoto, lo que refuerza el impacto económico y social del fenómeno.
También hay iniciativas en zonas menos pobladas, donde los gobiernos regionales buscan atraer a estos profesionales para dinamizar la economía local. En Extremadura, por ejemplo, se ofrecen ayudas de hasta 15.000 euros a quienes se establezcan allí trabajando en remoto. En Castilla-La Mancha y en varias provincias de interior se promueven proyectos similares, con incentivos fiscales, mejora de la conectividad y creación de espacios colaborativos. En la Comunidad Valenciana, el programa Latido Rural pretende conectar a los nómadas digitales con municipios del interior que quieren revitalizar su actividad.
Sin embargo, los avances no eliminan los retos pendientes. El aumento de la demanda ha impulsado la subida de los alquileres en las ciudades más solicitadas. Los trámites burocráticos, especialmente los relacionados con la obtención y renovación de visados, siguen siendo complejos. A ello se suma la falta de claridad en algunos aspectos fiscales, que puede desanimar a quienes planean una estancia larga. La integración local, el coste del transporte o el acceso al sistema de salud son también cuestiones señaladas por algunos nómadas.
Las ciudades más valoradas son:
Málaga, por su clima, servicios, conexiones aéreas y crecimiento de espacios de coworking. Valencia, por su equilibrio entre coste de vida, infraestructura digital y entorno agradable. Madrid, por su conectividad internacional, amplia oferta cultural y variedad de servicios, aunque con precios más altos. Barcelona, por su ecosistema tecnológico, su carácter cosmopolita y su atractivo para quienes buscan innovación y diseño.
Pero también hay Regiones rurales, como Extremadura, que están apostando por captar talento remoto mediante programas específicos de apoyo y mejora de servicios.
España ha conseguido reunir los elementos que muchos nómadas digitales buscan: un visado estable, buenas infraestructuras, servicios públicos razonables, diversidad de estilos de vida y un entorno cultural atractivo. Todo indica que el flujo de trabajadores remotos seguirá creciendo en los próximos años. Si se abordan con eficacia los problemas de alojamiento, los trámites administrativos y la seguridad jurídica en materia fiscal, el país puede consolidarse como el destino líder mundial para nómadas digitales.
En un contexto global donde el trabajo remoto ha dejado de ser una excepción, España ha sabido adaptarse con rapidez y aprovechar su ventaja comparativa. Ahora, el desafío es mantener ese impulso y extender sus beneficios más allá de las grandes ciudades.
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