Análisis de Xavier Canalís.- El verano de 2025 no está siendo tan brillante como sugieren algunos discursos oficiales. Hay señales de enfriamiento en varios destinos, que han registrado descensos en la ocupación y en el gasto turístico en restaurantes y comercios. Todo ello en un contexto marcado, por un lado, por el encarecimiento del alojamiento y el transporte, y por otro, por la progresiva corrección del mercado tras la euforia pospandemia. El sector entra en una etapa distinta a la recuperación en “V” vivida tras la pandemia, con la competencia internacional plenamente reactivada.
Los ejercicios 2022, 2023 y 2024 registraron un gran crecimiento del gasto turístico, pero los datos de 2025 sugieren que entramos en una nueva fase de corrección del mercado. Fuente: Adobestock.
Según la Balanza de Pagos del Banco de España, los ingresos por turismo extranjero crecieron un 8,7% en los cinco primeros meses del año. Sin embargo, este aumento del gasto total responde a una combinación de factores: más viajeros y precios más altos.
De hecho, la inflación turística sigue en niveles elevados, advierte el último Informe Sectorial de Turismo de CaixaBank Research. Entre enero y mayo, los precios de servicios como alojamiento, transporte, restauración o paquetes turísticos aumentaron de media un 5,2%.
En junio, el gasto medio por turista extranjero fue de 1.376 euros, apenas un 3,5% más que en el mismo mes de 2024, según la encuesta Egatur del INE.
Paralelamente, medios locales han informado de un retroceso del gasto turístico en varios destinos, con menos ocupación hotelera y menor consumo en bares y comercios.
“Llevo más de 50 años en el sector y, exceptuando los años de pandemia, no recuerdo algo así en un mes de agosto”, explicaba Sebastià Triay, presidente de la Asociación Hotelera de Menorca (Ashome), al Diario de Menorca. En la isla, la ocupación ha caído diez puntos y muchos hoteles han recurrido a descuentos para atraer clientes.
En Ibiza, el presidente del Consell y responsable del Área de Turismo, Vicent Marí, ha instado al sector privado a contener los precios para evitar que se conviertan “en una barrera de entrada para algún tipo de turismo”. Sobre el segmento familiar, el más afectado por el encarecimiento, insistió en que su recuperación “es una prioridad”. En su primera valoración de la temporada, señaló que, aunque la ocupación “está yendo bien”, no hay una percepción generalizada de que esté siendo mejor que en años anteriores.
En junio, la tarifa media diaria (ADR) en los hoteles españoles fue de 129 euros, un 5,5% más que un año antes, con incrementos mucho mayores en provincias como Almería (+13,8%), Málaga (+13%), Huesca (+10%), Baleares (+10%), Castellón (+11,8%), Pontevedra (+9,6%) o Tarragona (+9,8%).
Por otro lado, según un reciente análisis realizado por BEONx, "el sector hotelero español encara 2025 con expectativas de crecimiento más moderadas, dejando atrás una etapa de cifras récord y fuerte recuperación".
Surge así la pregunta: ¿ha pinchado el turismo familiar este verano debido al encarecimiento de precios, a medida que se desvanece la alegría consumista pospandemia y se reduce la bolsa de ahorro? La Asociación de Fabricantes y Distribuidores de Gran Consumo (Aecoc) recuerda que tanto turistas como consumidores nacionales “se enfrentan al reto de la pérdida de poder adquisitivo y al aumento de los precios en transporte y alojamiento”.
La temporada alta aún no ha terminado y, de hecho, se prevé que se prolongue hasta bien entrado septiembre, según datos de reservas hoteleras de Travelgate. Sin embargo, a estas alturas ya se puede afirmar que el turismo español entra en una nueva fase, distinta a la vivida entre 2022 y 2024, marcada por una recuperación en “V”. Además, tras la pandemia, todos los competidores han vuelto al terreno de juego y la competencia internacional entre destinos se ha intensificado.
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