Antonio Catalán da las claves para sobrevivir como emprendedor

Antonio Catalán ha asegurado que “para ser emprendedor primero hay que soñar, y creer firmemente en que vas a salir adelante”. Con más de cuatro décadas de trayectoria en la industria hotelera, el empresario ha recordado que el éxito nunca se apoya en un único factor. Según su fórmula, se construye con un 33% de inteligencia, un 33% de trabajo y un 34% de suerte, una combinación que, a su juicio, marca la diferencia en la supervivencia de los proyectos.

Antonio Catalán (dcha.), en su mesa con José Manuel González, presidente de Cesur. Fuente: Al Andalus Innovation Venture.

Pero también ha advertido que los tiempos actuales obligan a acelerar los procesos y adaptarse con rapidez. “Ahora la velocidad de los proyectos es mucho más rápida, y hay que estar al día si no te quedas atrás”, ha subrayado. Para responder a este reto, ha defendido la necesidad de contar con un equipo inquieto y dinámico, capaz de asumir que en los negocios la trascendencia pesa más que la rentabilidad inmediata.

Resiliencia y disfrute del camino

En conversación con José Manuel González, presidente de Cesur (Asociación de Empresarios del Sur de España), Catalán ha coincidido en que la resiliencia es clave en cualquier emprendimiento. Mientras González diferenciaba entre la vocación transformadora del empresario y la capacidad de resolución del emprendedor con el fin de monetizar su solución, ambos están de acuerdo en que creer en uno mismo, confiar en el equipo y disfrutar del trayecto son componentes esenciales para resistir en el mercado. “El trayecto es lo bonito, disfrutar del camino siempre pensando en grande”, ha remarcado González, a lo que Catalán ha añadido la importancia de mantener la motivación en cada etapa.

Considerado un referente de la hotelería internacional, Catalán ha construido su carrera sobre la innovación y la expansión global, con una apuesta constante por la transformación del sector. Su intervención en Sevilla ha reforzado la idea de que sobrevivir como emprendedor exige tanto disciplina como visión de futuro, en un equilibrio donde la pasión por crear proyectos sostenibles prevalece sobre los beneficios inmediatos.