El hada del Turismo
18 marzo, 2025 (09:26:10)Cuentan que cuando alguien decide dejar de creer en las hadas, en algún lugar, una de ellas cae fulminada y muere.
Este fenómeno es conocido como el efecto Tinkerbell, en alusión al hada de Peter Pan, y se aplica a campos tan distintos como el Estado de Derecho, el valor del dinero o incluso la Inteligencia Artificial, realidades que materializan lo que prometen únicamente si el público mantiene su confianza en ellas.
Al igual que Campanilla, el turismo es un sector que necesita de la creencia colectiva para prosperar. Y cuando la fe es lo suficientemente grande, ni los tambores de guerra ni las tensiones comerciales ni las crisis humanitarias son capaces de evitar que cada vez más cruceros surquen el mar.

La industria de la felicidad nunca estuvo más al alza, resiliente a las crisis que se suceden una tras otra dejando al planeta sin aliento.
En medio de una realidad que en ocasiones parece que se resquebraja, el turismo sigue prometiendo ser el camino más corto a Nunca Jamás, la puerta de entrada a un Edén del que tiempo atrás fuimos expulsados, pero que intentamos recobrar a toda costa, aunque sea como pasajeros con transbordo y escala.
No en vano, se calcula que 1.400 millones de personas emprendieron esta búsqueda en 2024, una cifra récord, según el último Barómetro del Turismo Mundial de ONU Turismo sobre viajes internacionales.
Este crecimiento de turistas buscando su paraíso particular continuará según las previsiones a lo largo de todo 2025, afianzando el turismo como una de las fuerzas motrices del crecimiento económico mundial y uno de los principales generadores de empleo: 1 de cada 11 puestos de trabajo está vinculado a este sector.
El deseo de experimentar una vez más la beatitud del paraíso perdido es el tema sobre el que se fundamenta todo el engranaje de la industria del turismo, y es en los momentos de mayor adversidad cuando esta llamada se escucha con mayor fuerza.

Pero, sobre todo, el turismo se edifica sobre el verbo creer, del que evoluciona hasta otro término casi idéntico en sus letras, pero más expansivo, poderoso y maduro, el verbo crear.
Así, seguiremos creyendo, seguiremos buscando, seguiremos el tintineo del hada mágica en un viaje ilusionante, aunque para ello tengamos que emplear, en vez de antiguos pergaminos o brújulas, las últimas superapps. La meta: un paraíso cada vez más personalizado, hecho a medida, con el que podremos interactuar más y mejor y en el que, a pesar de la amenaza de los cañones, los cocodrilos o los garfios, siempre contaremos con el derecho de admisión.

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