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Las cifras de Fapmi (Federación Asociaciones Para la Prevención del Maltrato Infantil) no dejan lugar a dudas: cada año 250.000 personas viajan al extranjero para mantener sexo con menores, según ha revelado su especialista en protección Iris Piñol. Y aunque podamos pensar que es una lacra de destinos exóticos, ocurre más cerca de lo que creemos; y es una cuestión de, como ha recalcado Marta López, responsable de Alianzas corporativas de UNICEF España, “responsabilidad moral y derechos humanos, no se puede ver desde otra perspectiva. Pero podemos hablar de ello en positivo: la protección de la infancia en un turismo con sentido también es excelencia turística. La formación y sensibilización son claves para lograrlo, pero necesitamos llegar a las empresas, de la mano del liderazgo de las grandes compañías como Riu Hotels & Resorts”. No en vano la cadena firmó hace casi 15 años el Código de ECPAT de protección de la infancia frente a la explotación sexual. Porque, según ha afirmado su directora de Responsabilidad social y Entrenamiento corporativo, Catalina Alemany, “hablar de ello es el primer paso para afrontar el problema”.
En España no es un problema, como ha reconocido Marta López, “pero no podemos esperar a que lo sea para abordarlo. Tenemos que ser proactivos y convertirlo en un valor diferencial del turismo que exportamos. Es una oportunidad muy potente para el ecosistema del turismo, darle la vuelta a esa asunción de responsabilidades y conseguir que sea un sector libre de violencia y protector de la infancia”.
Para ello es necesario, según ha detallado la representante de UNICEF, que “los líderes sectoriales marquen el camino, porque ese ejemplo a seguir genera tracción, esa inercia funciona y los medianos y pequeños les siguen, aunque sea con limitaciones en su capacidad”.
Y es que, como ha incidido Catalina Alemany, “como es un problema sistémico, todos los actores implicados deben unirse para dar pasos para resolverlo, quizá no tan lentamente como hasta ahora, bajo el liderazgo de la Administación”. Por ello ha pedido “un pacto global por la infancia en el sector turístico en el que estemos todos, sector público y privado”.
Porque, en palabras de Iris Piñol, “necesitamos a todos los agentes involucrados porque cada uno tiene su función”. Sólo todos juntos, según ha añadido López, “obtendremos la licencia sectorial para operar, porque no podemos por separado. Hemos de aunar visión y negocio y llevarlo a la acción, ya que es factible. Es una oportunidad para trabajar en equipo, aprovechando sinergias por descubrir y hacer el cambio. Ante esas cifras tan sobrecogedoras se pueden ir así consiguiendo logros que cambien la vida a millones de niños y sus familias”.
Cómo están luchando contra esos abusos
Como ha citado el moderador, Manuel Molina, editor y director de Hosteltur, “donde hay turismo hay negocio; donde hay negocio hay progreso; donde hay progreso hay prostitución; y donde hay prostitución hay abuso”. ¿Pero cómo se puede luchar contra esa progresión?
Una de las claves, según ha constatado Piñol, “es la formación a todos los equipos del hotel porque todos son importantes: limpieza, cocina, recepción, pisos, etc. Sensibilizarlos para que se sientan agentes del cambio y haya mil ojos en el alojamiento. El apoyo de la Dirección también es muy importante para combatirlo, observando posibles casos de riesgo y prevenirlos. También las autoridades del país, aunque cada uno tiene su legislatura al respecto”.
En el caso de Riu, como ha explicado su directora de Responsabilidad social, “contamos con protocolos vivos que vamos cambiando porque siempre surge alguna grieta que hay que resolver. Y damos formación desde dos perspectivas: no sólo a nivel técnico sino también de concienciación y sensibilización, de la mano de colectivos de protección de la infancia en los destinos donde estamos presentes”.
Para Alemany ha sido fundamental hacerles ver que “si no hacen nada ante lo que ven, se convierten en cómplices del abuso. Y después del hogar, los hoteles son los sitios donde más se produce este tipo de situaciones. Asimismo es muy importante crear un ambiente de confianza para que los trabajadores cuenten lo que ven, estableciendo medidas para que no vuelva a ocurrir y un protocolo de denuncia para proteger al menor dentro de las instalaciones”.
Pero también, como ha señalado, “hay que ver qué pasa fuera de las puertas del hotel porque es un problema sistémico, para lo que mantenemos alianzas con otros colectivos como las autoridades, los Cuerpos de Seguridad del Estado o el estamento judicial”.
“Trabajar esta problemática nos hace mejores como destino, porque además la prostitución puede acabar deteriorando la huella social de la actividad turística. Desde Fapmi nos llega que algunos de los colectivos que practican abuso infantil ya no quieren alojarse en hoteles Riu porque trabajamos para blindarnos ante este tipo de prácticas y no queremos a estos clientes en nuestra organización”, sentencia Catalina Alemany
El papel de la tecnología
La tecnología en este ámbito representa, según ha admitido Alemany, “todo un reto porque ahora mismo es una aliada del abuso infantil a través de las redes sociales, aplicaciones, etc.; las cifras empeoran y está siendo todo un negocio. Pero debemos trabajar para darle la vuelta y que contribuya a la protección de la infancia monitorizando algunos procesos, creando un registro digital de sospechosos o herramientas de protección al menor, entre otras iniciativas, para evitar que sea cómplice del delito sino todo lo contrario”.
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