Las empresas que no abracen la IA, en dos años se quedarán fuera del mercado

La irrupción de la IA, según ha reconocido Jon Hernández, representa “una crisis de propósito porque impone un cambio cultural en relación a cuál es la aportación de los humanos; algo que es más duro que la pura revolución tecnológica que supone. Porque no es sólo una herramienta, sino el mayor proyecto de infraestructura de la historia de la humanidad”.

La IA, según la definición más simple de Jon Hernández, “son ordenadores capaces de hacer cosas de humanos, incluso de manera más creativa que la mayoría de ellos”. Imagen generada con IA. Fuente: Adobe Stock.

Un proyecto que, como ha destacado, “se mantiene en constante mejora -los modelos de razonamiento, que antes de contestar piensan, han permitido en sólo un año optimizar los resultados de la IA entre tres y seis veces-, si no estás en el barco no te beneficias de ello y se amplía la distancia con los que sí la usan. Porque ahora mismo no es ni remotamente perfecta, pero puedes beneficiarte de cada mejora”.

“Lo que vaya a pasar va a ocurrir muy rápido, casi no vamos a entender cómo ni por qué, por lo que nos guste o no, tenemos que subirnos a ese barco para poder mantener esa ventaja competitiva”, ha recomendado Jon Hernández

Su aplicación a resolver tareas ha sido lo más veloz, según ha constatado el experto: “Esto va demasiado rápido, por lo que debemos ser conscientes de los peligros que implica para la sociedad, como los riesgos de manipulación de la opinión, porque los detectores de IA no funcionan; o la pérdida de empleos, entre 400 y 800 millones de aquí a 2030 según McKinsey, por la automatización de procesos y consecuente aumento de la productividad, con un 50% de reducción del trabajo junior. Nos enfrentamos a un mundo donde habrá más trabajo que nunca pero con menos empleo porque lo hará la IA”.

Jon Hernández ha puesto el ejemplo de Marriott International, que aplica la IA a las búsquedas en su web de los usuarios, a los que ya no pregunta a dónde quieren ir sino qué quieren hacer. Los resultados: su página registra más visitas que nunca y las búsquedas guardadas se han multiplicado por dos tan sólo tres meses después de su implantación, lo que demuestra “el uso fácil de esta tecnología, con resultados que se pueden apreciar a corto plazo”

2026, el año de la IA agéntica

La IA generativa ya ha dejado paso a la agéntica, como ha incidido Óscar de la Torre, consejero senior de Tecnología y Ciberseguridad de Arcano Research, con “agentes que ejecutan tareas”. Sin duda el próximo año, en palabras de Hernández, será el de estos “agentes de IA que hacen cosas. Ya existen, pero cada vez habrá más y es lo que nos va a cambiar la vida a más corto plazo”.

Y es que, según ha explicado De la Torre, “pasaremos de agentes de IA individuales a multiagentes que piensan, planifican, actúan, tienen iniciativa y larga memoria; múltiples agentes, ya sea dentro de la empresa o fuera. Las compañías turísticas ya deberían estar trabajando en el impacto de la IA agéntica en el sector, pero siguen en los chatbots”.

“La productividad de la fuerza laboral de las empresas ya no dependerá al 100% de los humanos que la integran”, según ha confirmado Óscar de la Torre. Imagen generada con IA. Fuente: Adobe Stock.

En su opinión, las empresas “deberían estar creando contenido para que la IA lo tenga en cuenta, porque la gente ya sólo buscará en aplicaciones de inteligencia artificial y hay que preparar los sistemas y los agentes para que desde la IA se pueda reservar. Las OTA ya se están conectando a estos nuevos sistemas de ChatGPT y Gemini 3, y los hoteleros deberían hacer lo mismo antes de que empiece a caer la venta directa”.

Óscar de la Torre ha planteado a los hoteleros “quién es vuestro cliente: ahora es humano, pero en breve el negocio será B2AI porque la máquina será el cliente, que compra por algoritmos bienes y servicios. Hay que cambiar los canales de distribución y los planes de comunicación porque el consumidor está cambiando”

Pero todo esto no será posible, como ha advertido el experto, si “los sistemas legado no pueden conectarse con la IA. Aprovecharse de todas las ventajas que supone y no quedarse atrás es pura ciencia ficción con los deberes sin hacer. Una óptima gobernanza del dato es esencial antes de poder aplicar la IA para digitalizar procesos, además de auditar a los trabajadores para ver qué roles faltan en la empresa para poder llevarlo a cabo con éxito”.