El agua y el wifi son gratis

Porque soy un empresario que me he levantado a las 7.00 y he cogido un avión a una ciudad remota en la que ni siquiera hablan mi idioma; porque me he pasado toda la mañana en diferentes reuniones con gente desconocida y para comer: otra reunión; porque al término de las mismas, cuando parece que veo la luz al final del túnel y me dirijo al hotel, me llama mi jefe y me pide un informe: urgente. Llego a la recepción con la boca seca y aún hablando por el móvil, le pido a la dulce recepcionista el acceso al wifi y me contesta con cualquiera de estas:

- ¿Querría el de 1 hora, 3 horas, 24 horas o una semana?

- Tenemos una empresa externa que nos facilita el servicio de Internet y existen diferentes tarifas que van desde los 6€ la hora a los 10€ por 3 horas.

- Como se queda sólo una noche, el acceso a Internet de 1 día le sale por 12€, pero necesitaría su tarjeta de crédito para activarlo.

- El wifi es de pago en este hotel, tiene que rascar con la uña en esta tarjeta para descubrir su código de wifi, ¿lo quiere de 1 o 24 horas? Son 10€ por favor.

“Solamente quiero mandar un email e irme a la cama. No quiero contratar ningún servicio, ni disfrutar de acceso a Internet más de lo necesario. Sólo quiero redactar el informe, enviar el email, pedir room service, encender la TV y quedarme dormido para levantarme en 4 horas y coger un vuelo a otro destino”, piensa el empresario. ¿Tan difícil es que las compañías hoteleras entiendan eso? Sean inteligentes, cóbrenlo en la tarifa de la habitación, en la del desayuno, en la de la cena, incluso en la del parking, pero, por favor, a este perfil de cliente de móvil en mano y maleta -no digamos de aquel con tarifa corporativa-, no le soltéis el discurso de “la compañía externa que nos da el servicio…”.

El wifi es, a fecha de hoy, como el agua, necesario y, por ello, debe ser gratuito. Ese mismo cliente hubiera sido feliz si nada más pedírselo el recepcionista hubiera deslizado un código sobre el mostrador y le hubiera dicho: “El wifi es, por supuesto, gratuito, y le durará toda su estancia”. Cliente satisfecho. Hablando del agua… Sí, ese líquido transparente que sale, mejor o peor depurada, del grifo de todas las casas. Si para los hoteleros, su objetivo principal es hacer que el cliente se sienta como en casa, ¿por qué le cobramos por las botellas de agua que se bebe cuando ésta en su casa es gratis?

Quizás ese cliente se sienta reacio a beber agua del grifo porque no conoce nuestro país, ¿por qué no metemos dos botellas medianas de agua en su minibar y le indicamos que el agua, en nuestro hotel, es gratuita? Agua e internet. Los clientes lo esperan y, los que no, lo agradecen. De esta manera evitamos momentos a la salida como ese en el que el recepcionista repasa la factura del cliente y le explica que los 35€ de su cuenta se deben sólo a agua e Internet.